Restaurante La Iebolina
Un pequeño local en esquina, detrás de la característica Plaza de María Pita, es el elegido para albergar este restaurante que funciona de acuerdo con la misma máxima que los perfumes: “las cosas buenas vienen en frascos pequeños”.
Una reliquia, un emblema en la ciudad y, de fondo, la cocina tradicional gallega. Los mismos parámetros que debía reflejar y envolver la arquitectura de este lugar. Los materiales, la iluminación y la distribución elegidas dan como resultado un ambiente muy particular, original y acogedor que sorprende al comensal en cuanto atraviesa el umbral de la puerta, pues el acceso es ya un punto de referencia.