Edificio Sede Consejo Caixagalicia
El antiguo edificio era capaz de generar arquitectura. No se trataba de ampliar ni de añadir cuerpos más o menos acordados con él. El viejo orden podía crear un nuevo orden. El respeto a lo existente no debía ser el único objetivo, sino algo que se debía dar por añadidura.
Un proyecto de estas características sólo se puede abordar desde el respeto y éste, cosa que parece olvidada, sólo se puede alcanzar con la autorizada que ha de provenir de la seguridad que el arquitecto tenga en su quehacer.
La intervención se centra básicamente en la reposición del edificio a su estado original, haciendo especial mención en la composición de sus primitivos elementos de fachada, huecos, balaustradas, carpinterías, galerías, etc… en lo que se refiere a su aspecto exterior tratando con esmero de completar, componer y rematar su volumen actual con la propuesta de anexión de dos cuerpos en las plantas bajo cubierta y culminando la intervención con una cubierta envolvente “unitaria” de directriz curva que se va diluyendo a medida que se encuentra con los bordes de medianería, superando la necesidad de resolver el problema de la reducida altura del edificio.
Se abre el edificio hacia su interior imbricando sus espacios en unos casos e interrelacionándolos en otros, aún a costa de desordenar su geometría y, de esta forma, alcanzamos a “verlo”. Se pretende que la percepción espacial no sea inmediata e integral sino gradual e inesperada a lo largo del recorrido tanto interior como exterior.